- Almorzas conmigo mi amor?
- Si, dale
- Bueno, preparo un bifecito con arroz. Porque estoy muy mal de la panza.
- ¿No querés que lo hagamos a la cacerola?
- Prefiero bife, estoy muy mal de la panza. Me parece más sanito.
Trrrriiiiinnnnn
- ¿El techista, le abro???
- Dale, ya lo atiendo.
En ese mismo momento salgo a atender al techista, a mostrarle el edificio, a decirle cuáles son los arreglos que necesito presupuestar. Salgo yo, porque el no se involucra en estos temas...
A mi regreso lo encuentro cocinado. Y me dice:
- Ya casi esta listo, sentate y te sirvo.
Me siento a esperar y oh sorpresa, guisito con salsa, cebolla frita, el arroz y la carne.
Mi cara espantada lo decía todo, pero por las dudas esbocé un:
- Pero yo no puedo comer esto...
- Pero lo hice con todo mi amor.
- Si, lo sé pero yo no lo puedo comer. Estoy descompuesta...
El se enojó mucho y salió de la casa...
Y yo me quedé, sin comer mi bife con arroz.
Algo no anda bien además de tu panza.
ResponderEliminarEl susodicho no escucha, le importa un rábano tu descompostura, no te cree, o solo piensa en él. Pudo haber hecho dos platos distintos y San Seacabó.
Jajaja que bueno!!No se queje Bárbara. Porque no se quedó cocinando usted mientras él iba a mostrarle al techista el trabajo a presupuestar? Ahí me parece que se torció la historia. Un abrazo enorme
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